Se abre una nueva era


La guerra no solo provocó la derrota de las potencias centrales, como Alemania y Austria-Hungría, también dio paso a una nueva era. De alguna manera, el siglo XX, como período histórico coherente, comenzó con la Primera Guerra Mundial. Los principales procesos abiertos por la guerra serán representativos de gran parte del siglo pasado, y son los siguientes:

      Fin de Hegemonía europea. La Gran Guerra hundió a las potencias europeas, no solamente a las derrotadas. Las naciones europeas quedaron agotadas por una guerra, cuyo gasto humano y económico estuvo totalmente fuera de su previsión y alcance. El relevo lo tomaría Estados Unidos, nueva primera potencia industrial sin cuyo apoyo lo aliados europeos no habrían logrado el triunfo. Además, se configuró un nuevo mapa de Europa; los imperios coloniales se redistribuyeron, lo que originó nuevas formulaciones jurídicas y zonas de influencia, especialmente en Oriente Medio.
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       Revoluciones sociales. La guerra precipitó a varios de sus participantes hacia la revolución social. L a derrota en la guerra, el terrible conteo de cadáveres y victimas o la desigualdad en el esfuerzo bélico, entre oficiales y reclutas, generó fuertes convulsiones sociales en todo el viejo continente, pero fundamentalmente, en Europa central y oriental, la mayor parte lideradas por los soldados desmovilizados. Sin duda, la más importante de todas fue la Revolución Rusa de 1917, que puso fin al imperio zarista y dio nacimiento al primer Estado comunista  de la historia de la humanidad: la Unión Soviética. En pocos años, la URSS se erigiría como potencia mundial, siendo un modelo alternativo al capitalismo liberal para las naciones de todo el mundo.

               Genocidios. La guerra total impregnaría la mentalidad de los gobernantes del siglo XX. A pesar del trauma que implicó la guerra, diversos gobiernos no dudarían en utilizar la violencia indiscriminada sobre otros pueblos, llegándose a los terribles extremos de intentar eliminar a una etnia completa, lo que se conoce como genocidio.  Los ejemplos más terribles son el genocidio de gobierno turco sobre los armenios en 1918-1920 (dos millones de muertos), y del gobierno nazi alemán sobre los judíos en 1939-1945 (seis millones de muertos).
         Derrota del liberalismo. Las democracias liberales salieron profundamente heridas de la Gran Guerra. Habían llevado al mundo a una catástrofe humanitaria sin precedentes. En adelante, surgieron diversas alternativas de gobierno, empezando por el comunismo ruso en 1917, para seguir con el fascismo italiano en 1922 y el nazismo en 1933. En el período entreguerras hubo una clara proliferación de gobiernos autoritarios en detrimento de las democracias burguesas.


         Crisis del capitalismo. La economía configurada en la era imperialista se había hecho peligrosamente interdependiente. La marcha económica de un país tan lejano como Chile dependía más de los mercados del norte que de su propio esfuerzo. Esto se demostró de forma terrible, en octubre de 1929, cuando la crisis de la bolsa de valores de Nueva York generó una crisis económica mundial, durante casi toda la década de 1930. Muchos estados optaron por invertir la economía de sus países, haciendo retroceder aún más el liberalismo.

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